Por definición Lealtad siempre la veremos ligada al
honor y a la fidelidad. Sin embargo, más
allá de ello la fidelidad es un compromiso de respeto moral, ético, físico y
espiritual. Fue y Es, el baluarte de los
caballeros, y las Damas de otrora y de los pocos que quedamos ahora
Ese cabal cumplimiento de la palabra comprometida en
la más mínima cosa, ese máximo esfuerzo por comprender aún contracorriente a
las personas que amamos, la cuota extrema de comprensión, incluso a las
posturas a veces irracionales de nuestros familiares y amigos, el respeto a
toda prueba de frente y a espaldas de quienes amamos y estimamos, ese no
aceptar ni verter la más mínima crítica en ausencia de ellos, la frontalidad
para decir lo que tenga que decirse a aquellos sin mermar la fuerza que puedan
generar nuestras palabras. El perdón incondicional a nuestras faltas. La verdad
a flor de labios en cada palabra, la promesa cumplida antes de prometer, el
amor incondicional y absoluto, la compasión y la entrega dispuestas a toda
hora, el espíritu de servicio, El no hacer nada a espaldas de tus seres
queridos y amistades… son el patrón, los cánones y las leyes a cumplir de los
leales. ¿Sus armas? Preguntaréis; El
amor, la calidez, la entrega, la verdad,
la luz. . .
¿En quién podremos encontrar estos requisitos si la
mayoría de ellos ya están extintos? ¿No se le agota la paciencia a nuestra
madre, esposa, padre, amigos hijos? ¿Cuántas veces nos han mandado al cuerno
verbal y mentalmente? ¿Cuántas han faltado a sus promesas y juramentos? ¿Cuántas
nos han dado el espaldarazo a cambio de su perdón, comprensión, paciencia? ¿No
suena con más frecuencia separación, divorcio, que… te perdono?
Hoy, escuchamos con relativa frecuencia aquel refrán
“Daría hasta la última gota de mi sangre por ti”, pero; a la menos escaramuza,
quien pronunció aquellas palabras, está dispuesto-a a derramar hasta la última
gota de la nuestra. ¿Dónde encontrar seres leales 100%? ¿Seres que no hablen más de su empresa, de su
institución educativa, de su familia, de sus amigas y amigos? O, tenemos que
mandarlos a fabricar, los importamos directo desde las alturas o, nos
conformamos con saber que un día estos míticos seres hollaron la tierra y para
probar su lealtad. . . dieron la vida por sus convicciones.
¿Será posible volver a sembrar la tierra con la
lealtad de otrora tiempos? ¿Se hará el milagro de la concienciación para
entender que somos nosotros los que tenemos que dar el primer paso y no esperar
a que los demás lo hagan primero? O,
simplemente, ¿la utopía, la fiebre de las frecuencias nuevas, la locura, la
pérdida de consciencia han hecho presa de mí, haciéndome pensar y creer que aún
existen aquellos portentos que llevaron el nombre de Damas y Caballeros que
pensaron en regar la tierra con amor sin importarles su dolor, en la felicidad
de los demás antes que en la propia y en el honor antes que en la gloria?
Ustedes leen, interpretan y… ¡deciden!
Fraternalmente,
Jorge Enrique
Eso es muy impirtante pero la lealtad debe de comenzar pir un@ como ser humano para poderle brindar la lealtad a quien se la vayamos a dar.La lealtad no es solamente engañar a uhomvre si se es mujer o sea a su pareja, también es a un@ mism@ como ser humano en ser leal a sus principios, a su hermsn@, prim@, pariente padre, madre, amig@,
ResponderEliminarLA lealtad no es sinónimo de reverencia ni mucho menos de idolatrar. Ya que son términos y sentimientos y de principios.