sábado, 24 de septiembre de 2016

LEALTAD



Por definición Lealtad siempre la veremos ligada al honor y a la fidelidad.  Sin embargo, más allá de ello la fidelidad es un compromiso de respeto moral, ético, físico y espiritual.  Fue y Es, el baluarte de los caballeros, y las Damas de otrora y de los pocos que quedamos ahora



Ese cabal cumplimiento de la palabra comprometida en la más mínima cosa, ese máximo esfuerzo por comprender aún contracorriente a las personas que amamos, la cuota extrema de comprensión, incluso a las posturas a veces irracionales de nuestros familiares y amigos, el respeto a toda prueba de frente y a espaldas de quienes amamos y estimamos, ese no aceptar ni verter la más mínima crítica en ausencia de ellos, la frontalidad para decir lo que tenga que decirse a aquellos sin mermar la fuerza que puedan generar nuestras palabras. El perdón incondicional a nuestras faltas. La verdad a flor de labios en cada palabra, la promesa cumplida antes de prometer, el amor incondicional y absoluto, la compasión y la entrega dispuestas a toda hora, el espíritu de servicio, El no hacer nada a espaldas de tus seres queridos y amistades… son el patrón, los cánones y las leyes a cumplir de los leales.  ¿Sus armas? Preguntaréis; El amor, la calidez, la entrega, la verdad,  la luz. . .
¿En quién podremos encontrar estos requisitos si la mayoría de ellos ya están extintos? ¿No se le agota la paciencia a nuestra madre, esposa, padre, amigos hijos? ¿Cuántas veces nos han mandado al cuerno verbal y mentalmente? ¿Cuántas han faltado a sus promesas y juramentos? ¿Cuántas nos han dado el espaldarazo a cambio de su perdón, comprensión, paciencia? ¿No suena con más frecuencia separación, divorcio, que… te perdono?
Hoy, escuchamos con relativa frecuencia aquel refrán “Daría hasta la última gota de mi sangre por ti”, pero; a la menos escaramuza, quien pronunció aquellas palabras, está dispuesto-a a derramar hasta la última gota de la nuestra. ¿Dónde encontrar seres leales 100%?  ¿Seres que no hablen más de su empresa, de su institución educativa, de su familia, de sus amigas y amigos? O, tenemos que mandarlos a fabricar, los importamos directo desde las alturas o, nos conformamos con saber que un día estos míticos seres hollaron la tierra y para probar su lealtad. . . dieron la vida por sus convicciones.
¿Será posible volver a sembrar la tierra con la lealtad de otrora tiempos? ¿Se hará el milagro de la concienciación para entender que somos nosotros los que tenemos que dar el primer paso y no esperar a que los demás lo hagan primero?  O, simplemente, ¿la utopía, la fiebre de las frecuencias nuevas, la locura, la pérdida de consciencia han hecho presa de mí, haciéndome pensar y creer que aún existen aquellos portentos que llevaron el nombre de Damas y Caballeros que pensaron en regar la tierra con amor sin importarles su dolor, en la felicidad de los demás antes que en la propia y en el honor antes que en la gloria?
Ustedes leen, interpretan y…  ¡deciden!

Fraternalmente,

Jorge Enrique
  

1 comentario:

  1. Eso es muy impirtante pero la lealtad debe de comenzar pir un@ como ser humano para poderle brindar la lealtad a quien se la vayamos a dar.La lealtad no es solamente engañar a uhomvre si se es mujer o sea a su pareja, también es a un@ mism@ como ser humano en ser leal a sus principios, a su hermsn@, prim@, pariente padre, madre, amig@,
    LA lealtad no es sinónimo de reverencia ni mucho menos de idolatrar. Ya que son términos y sentimientos y de principios.

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