domingo, 11 de septiembre de 2016

UNA FUGAZ MIRADA A LA CONDUCTA


La Conducta es un resultado de la personalidad, es el reflejo de aquella.  Por lo tanto, no nos queda más que reconocer que a través de nuestro comportamiento, las demás personas analizan y conocen nuestra personalidad.



 Existen dos clasificaciones de la conducta: Motivada o Inducida y Frustrada o Instigada.
A continuación un pequeño listado para que pueda reflexionar al respecto.

CONDUCTA  MOTIVADA                                         
-  Orientada a un objetivo determinado                                   
-  El aprendizaje es diario y tiende al desarrollo                     
   de la madurez y de la personalidad                            
- Tensión reducida al alcanzar el objetivo             
                                                                           
- El castigo disuade la acción de culpa y mejora   
  la conducta                                                                                                         
- Ante el obstáculo se elastiza y abre                  
- Es dinámica y progresiva                                  
- Es colaboradora y solidaria                               
- Es sociable y comunicativa                                
- Es pacífica                                                                 

CONDUCTA   FRUSTRADA
- No dirigida, sin rumbo
- El aprendizaje se bloquea, se fija e inutiliza
- Tensión incrementada al no encontrar objetivo ni salida lógica    
- El castigo agrava la frustración  y   deteriora más la personalidad
- Se bloquea y pierde toda iniciativa
- Es estática, rígida y reaccionaria
- Es egoísta
- Es aislada e insegura
- Es Violenta

 El carácter es el “hijo” de la personalidad y la conducta.   Pudiendo llegar a ser nuestro peor enemigo.  En primera instancia, porque le echamos la culpa a él de todas nuestras actitudes, para disculpar nuestros infantilismos, frustraciones, incomodidades y falencias.   Cuándo nos ufanamos contestando “ese es mi carácter”, ¿qué quiere que haga?” Estamos cayendo en el ridículo.  La respuesta lógica es; que lo eduque, lo cambie, lo modere y lo vuelva racional.  Eso es todo. . . vaya hágalo y regrese,  Gracias.

La incomodidad psicológica es ese “algo” desagradable que llevamos dentro.  Esa percepción de que “nuestra casa está llena de fantasmas” como dijo Thomas Mann.  Y como cada una de esas culpas y/o fantasmas son unos más horrorosos que otros, pues los vamos acumulando y acumulando hasta que ellos comienzan a ser más poderosos que nosotros y a enviarnos mensajes subliminales, visiones, pesadillas y otros que nos van ocasionando tensiones extremas, nerviosismos y el tan común y mortífero stress.  Que es el nombre que le han dado recientemente los científicos a la incomodidad psicológica.

Sin embargo, no todo está perdido.  En este planeta todo es modificable y si usted modifica su criterio, modifica su personalidad, su conducta y su carácter.  Para empezar, existen tres pequeñas fórmulas: 1ª.  Cuente 1- 2 - 3. . .10 antes de pensar, antes de contestar, antes de gritar, de vociferar, de golpear, de condenar, de odiar y 2ª. Haga con los demás todo aquello que quiere que le hagan a usted, 3ª Aplique la fórmula de soltar.      

Fraternalmente,

Jorge Enrique


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