El mayor problema o mal
entendido en el caso de los conflictos es la falta de comprensión respecto a
nosotros mismos.
Dicho de otra manera, el desestimar la personalidad,
pensamiento y forma de ser de las personas que alternan con nosotros el
cualquiera de los campos, en los que nos desenvolvemos cotidianamente. Sean estos; marital, laboral, fraternal,
deportivo o social. Alternaremos siempre
con personas “desconocidas”. Entendiendo
el término desconocidas, como el hecho indiscutible que realmente lo son, en el
sentido de que han sido personas que llegan a tu vida después de cierta
cantidad de años, durante los cuales formaron su personalidad, pensamiento,
costumbres y maneras de ser.
De forma tal que sabemos
aunque fuere inconscientemente que son absolutamente diferentes a
nosotros. Criados por padre con
criterios, principios y costumbres diferentes; personas que han absorbido la
instrucción académica, social y religiosa de manera diferente y hasta opuesta a
la nuestra. Sin embargo, esperamos que
estas personas en aras de nuestro amor o amistad, asuman nuestros gustos,
nuestra manera de ser, sentir, pensar o, expresarnos; o viceversa, Esperar que los
demás sean y te den lo que tu esperas, mejor dicho, te den o devuelvan
exactamente lo mismo y de la misma manera que tu lo das, es simplemente imposible
porque nadie, absolutamente nadie es, piensa y siente como tú. De forma tal que
o aceptas a las personas como son o irás generando un abismo entre ellas y tu,
hasta darte cuenta que las has perdido.
Debemos comprender que, por no poder darnos lo que nosotros necesitamos
o esperamos de ellos, no quiere decir que no nos amen o estimen. Simplemente no son videntes ni han alcanzado
la perfección.
De forma tal que si
pudiéramos tener en cuenta nuestras radicales diferencias desde el principio,
simplemente utilizando la aceptación y procurando lo que nos une más que lo que
nos separa, nuestras relaciones mejorarían en grado sumo. Podríamos valernos de de los eclipses como
analogía, para comprender mejor lo que queremos expresar: Un astro cubrirá al
otro, pero aunque se considere “total”, siempre seguirá habiendo una parte de
luz o de obscuridad, podríamos considerar esa franja de luz o de obscuridad
como la personalidad única del astro, la cual nunca dejará de ser. Igualmente, aún cuando pongamos todo nuestro
empeño en “eclipsar” la forma de ser de una persona en particular, siempre habrá algo que no se podrá cambiar y ese algo, tiene nombre
propio Individualidad-Libre albedrío.
De forma tal que, no
esperemos que lleguen a nosotros personas perfectas, simplemente veamos
perfectas a las personas que llegan a nosotros.
Fraternalmente,
Jorge Enrique
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