martes, 20 de septiembre de 2016

EN BÚSQUEDA DE LA LUZ



Desde hace una muy buena cantidad de años, que han completado unos cuantos siglos, la humanidad ávida de luz; de una luz que pueda iluminarlos por dentro permitiéndoles decodificar sus improntas celestiales, han seguido a aquellos que de una u otra manera les puedan señalar el camino, enseñar las oraciones precisas y los mantras activadores
 

Maravillada, ha repetido, escrito en los muros, grabado en piedra, llevado hasta los confines de las ciudades, enseñado a sus hijos e hijas, las palabras sabias de Rama “El cielo es mi Padre él me ha engendrado.  “Tengo por familia todo este acompañamiento celeste. Mi Madre es la gran Tierra. La parte más alta de su superficie es su matriz; allí el Padre fecunda el seno de aquella, que es su esposa y su hija”  Cantaba el poeta Védico. Miles de gargantas repetían su verso.

Krishna en la india por su parte recitaba: ”El que crea sin cesar los mundos, es triple.  Es el Brahma, el Padre, él es Maya la Madre; él es Vishnú, el hijo; Esencia  Substancia y Vida. Cada uno contiene a los otros dos, y los tres son uno en lo inefable”  Lo siguieron multitudes que promulgaron sus principios y sus palabras por doquiera, murió atravesado por las flechas de Kansa al lado de su cedro favorito.  No todo fue en vano, se creó el brahmanismo y se escribió el Bhagavadgîta.

En Egipto Hermes hizo historia.  Los principios herméticos y las ciencias del mismo nombre son obra suya. “Escuchad en vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y del tiempo.  Allí se oye el canto de los astros, la voz de los números, la armonía de las esferas”  En su nombre y con sus enseñanzas se fundó la escuela Egipcia de la rosa y la cruz hoy Rosacruz en sus ramas europea y norteamericana. Sus enseñanzas han llenado libros y libros.  Sus leyes son repetidas hasta hoy en todas las escuelas iniciáticas. 

Moisés.  Cualquiera diría que todo lo referente a él está escrito en la biblia.  Nada menos cierto, casi nadie conoce su carrera iniciática y pocos que los libros recibidos por el en el monte Sinaí, contenían un código que sólo los ordenadores del siglo XX han podido descifrar.  Es decir que aquellos estaban escritos para nosotros.  Sólo que nosotros sabemos más de los componentes de la coca cola, que a lo que me refiero.

Orfeo, por su parte en la gracia prehistórica sentó el precedente metafísico, que años después retomara Pitágoras.  Dio su vida por sus principios atravesado por la espada de Aglaonice, mientras gritaba “Yo muero, más los dioses viven”   

Pitágoras, rescatando la tradición orféica, crea su templo en cuyo portal la arquitectura revelaba la Tétrada sagrada.  Esnseña, forma e inicia cientos de personas que le siguen, miles recitan, promulgan sus enseñanzas pero; muere quemado por la turba amotinada contra aquel del que recitaban sus preceptos.  En compañía con sus 40 principales iniciados dio la vida por sus enseñanzas espirituales.  Sin embargo ¡vaya paradoja! Se le recuerda como matemático y punto.

Platòn sigue sus huellas, tomando el mando de la orden fundada por su maestro nada más fácil hoy que encontrar las doctrinas de Platón y vislumbrar las fuentes de donde había bebido, sus enseñanzas llenas páginas de libros y se usan como frases coloquiales.  Habiendo un exponente de la Verdad espiritual, se le recuerda como “Filósofo”.

¿Qué decir de Jesús el Cristo?  “Ríos” de tinta han corrido en la imprentas.  Sus enseñanzas y parábolas repetidas hasta el cansancio, esculpidas en piedra. Han sido utilizadas para dopar el cerebro de las ovejas que, para evitar usar su raciocinio, colocan su espiritualidad en manos de terceros.  Millones de biblias nos hablan de sus “evangelios” pero en ninguno de aquellos, figuran las enseñanzas Esenias y el método de oración utilizados por Él y por aquellos. Se le venera como cadáver más que como vencedor de la muerte.

La raza aria por su parte ha venerado a Zoroastro. Sus palabras, sus visiones, sus ejemplos les llevaron a mal interpretar aquello de la “raza superior y perfecta”.  Para entender aquello, tendríamos que retroceder en la historia hasta la civilización sumeria y sumergirnos en ella, pero; sería demasiado aburrido supongo.

Buda y sus ocho pasos cobraron una actualidad total en el Asía por donde quiera que recorrió los caminos de aquel continente, le siguieron y miles de discípulos repetían y repiten sin cesar sus cuatro verdades esenciales, pero Asia sigue sumida en la desesperanza de la anarquía y la imposición revolucionaria armamentista. Las premisas políticas de Mao han sido más practicadas que las de Buda, y, eso lo sabemos todos.   

En definitiva… ¿Qué ha ganado la humanidad con esculpir, admirar, escribir, repetir, saberse de memoria las enseñanzas de todos estos grandes maestros?  ¿Qué hemos ganado? ¿Cuánto ha cambiado la humanidad? ¿Cuántos Gandhi, hombres y mujeres ejemplares han generado las religiones a lo largo de los tiempos? Todo ha sido convertido en eso… Religión, admiración, repetición y en el momento de los hechos, la ¡Antítesis de lo afirmado!  

Los invito a despertar, a obrar antes de decir, escribir,  copiar y pegar, a convertirse en el vivo ejemplo de sus palabras y máximas. Entonces, ¡solo entonces! La letra muerta cobrará vida y nos proporcionará la Luz Eterna.

Fraternalmente,

Jorge Enrique

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