A mediados de 1956 un equipo compuesto por ingenieros
y psicólogos industriales se reunieron para analizar las razones del dramático
descenso de la calidad y productividad industrial mundial.
En primera instancia, se determinó actualizar
la maquinaria; ambos ítem mostraron un índice de crecimiento pero; no el
esperado. Se rediseñaron las líneas de
producción con resultados benéficos pero
con índices no satisfactorios. ¿Cuál era
entonces la causa, en donde estaba la raíz del problema? La unánime decisión una vez reunido un nuevo
equipo ampliado con expertos en liderazgo, fue que el equipo humano era el
protagonista de las fallas detectadas.
Y, desafortunadamente así es. Nota tu que en una empresa en que exista
bastante personal, la indisciplina es un de las mayores causas de sanciones a
los empleados. Esta indisciplina se
traduce en: piropos, guiños, rollitos de papel arrojados para bromear, y
cientos de razones que en el fondo, distraen a los operarios y esta distracción
puede redundar en graves accidentes o desperfectos en la producción que atentan
contra la economía de la empresa. Tranquilamente por lanzarle un papelito a la
auxiliar de lanzamiento el botón de arranque de un cohete lanzado al espacio
puede colapsar. Esa visión, llevó a los
japoneses a montar la fabricación más importante de su economía; los autos, a base de robots!!
Un día decidí trasladar el cuadro a esa magna
“empresa” llamada sociedad y como en un mapa de Google, hagamos un acercamiento
a la célula primigenia de aquella, la familia. Y la base de ella…, el
individuo. Un individuo supuestamente con una serie de títulos académicos
adquiridos en centros de instrucción (jamás de educación) en donde le enseñaron
la robótica humana. Es decir, a pensar,
actuar, hablar, creer, aprender una serie de materias que a lo largo de cientos
de años estas instituciones han impregnado en sus educandos. ¡Las mismas pese a
las notorias diferencias de cada época!
Los mismos libros, los mismos sistemas, las mismas reglas, los mismos
dogmas… ¡¡ROBÓTICA PURA!! O si mis lectores lo prefieren ¡Ganado lanar!
Carente de de los lineamientos de la formatividad,
criterio, análisis, personalidad, moral, ética, urbanidad, en todos los
ámbitos, este “nuevo” individuo entra en juego, en la sociedad desconociendo completamente su papel en ella. Veamos;
si tu entras en una sociedad, cualquiera que ésta fuere; te conviertes
automáticamente en un Socio con una serie de responsabilidades y
beneficios a compartir y recibir. ¿Me equivoco? Si no es así, cual es la
participación personal tuya a la sociedad?
¿En que se beneficia la sociedad con tu aporte, de clase es, que
proporción tiene? ¡Ninguna de estas respuestas será contestada con lealtad! Simplemente ¡no estás haciendo nada por la
sociedad como tal! Recibimos un sueldo, obtenemos una ganancia y a eso le
llamamos participación societaria. ¿Te
imaginas si nos cobraran una multa, por eludir las responsabilidades
societarias de este gran conglomerado llamado Sociedad, el superávit de que
gozarían los estados?
Ese individuo carente de formación, forma un hogar que
a su vez adolece de bases sólidas para construirlo. Dos individuos
disfuncionales, se unen para procrear hijos más incompetentes que ellos y a su
vez, le echarán la culpa al modernismo, a la cibernética, a la televisión, a
los celulares y hasta a la ¡suegra! Pero jamás miran hacia dentro de ellos, no
evalúan sus falencias, desconocen el autoanálisis porque a las instituciones
que les indujeron a ser lo que son no les interesa que se conozcan a sí mismos,
que piensen con libertad, que se les escapen de las manos.
La sociedad, en respuesta a estas disfuncionalidades
ha creado medios de represión, coerción, leyes, cárceles y multas.
Instituciones de rescate de los niños, de los adolescentes, de los adultos y de
los ancianos, pero; no hace absolutamente nada para evitar que ¡tales
instituciones tengan que existir! ¡Que alguien tenga que ser rescatado, es una
aberración para una sociedad equilibrada y verdaderamente civilizada!
El problema radica en la retorcida forma creada por
los fundadores de la sociedad. INDUCIR, OBLIGAR a cada persona a creer, pensar,
repetir, hacer, orar, sentir, re sentir, amar, odiar, trabajar, gastar,
ahorrar, hacer el amor, y demás acciones naturales del ser humano, según sus
condiciones, ideas, criterios y aberraciones. Desde temprana edad, se nos
imponen una serie de sin razones llamadas reglas que tenemos que cumplir a
rajatabla, obligándonos ser lo que a nuestros progenitores les obligaron a ser,
en una cadena de iniquidad absoluta llamada tradición. Detrás de la cual se esconde la palabra esclavismo
zombico.
Con esta clase de individuos están formadas las
sociedades del mundo entero. Los jóvenes
de otrora (nuestros abuelos) tuvieron el futuro en sus manos, nuestra inmediata
generación tiene el futuro en sus manos y los jóvenes de hoy son el futuro de
las indistintas patrias. ¿Qué futuro nos
espera en tan desdichadas manos? ¿No es nuestro hoy el resultado de las
acciones incompetentes de nuestros ancestros? ¿No estamos al borde del colapso
planetario por las acciones de nuestros antepasados que, en sólo ¡cincuenta
años! depredaron la naturaleza para beneficio de los organizadores de la
sociedad? Trabajamos para ellos,
ahorramos en sus bancos, compramos en sus comisariatos que compran lo que ellos
compraron a precio de hambre a los agricultores, nos vestimos con las ropas que
ellos producen en sus fábricas, vamos a los templos que construyeron para
nosotros, somos disque educados en las
instituciones que ellos crearon, aprendemos los libros que ellos escribieron y
por último… nos entierran en los cementerios que ellos construyeron para el
efecto!!
Por eso… ¡¡Reingeniería Humana!!
Con amor Universal,
Jorge Enrique
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