Todo lo contrario a lo que
se piensa, el principio de autoridad es un complejo método de hacer cumplir las
leyes tal como son expresadas en la institución que fuere, sin: dilación,
condicionamientos, excepciones e interpretaciones personales.
Para ello, se utilizarán
únicamente; la persuasión, una inquebrantable buena voluntad y un ferviente
deseo de valerse de aquel cuerpo de leyes, para alcanzar la consolidación de un
objetivo, con el menor número de tropiezos, confrontaciones y víctimas. Indudablemente, que quienes se comprometen en
una misión de esta naturaleza, DEBEN estar capacitados, entrenados, formados;
física, mental, técnica y concienzudamente.
Los involucrados TIENEN que ser informados de todas y cada una de las
experiencias que se pueden presentar en el cumplimiento de la misión. Deben SABER la naturaleza y beneficios de la
misma y CONOCER cada una de las posibles metodologías a llevar a cabo, así como
las rutas y sistemas de escape en caso de que el cometido se vea afectado por
alguna contingencia que pueda hacer peligrar el feliz resultado de la
operación.
Es muy importante tener en
cuenta que, cada uno de los miembros del grupo en acción, tiene EXACTAMENTE el
mismo tipo de formación, e información.
Todos están sometidos a una serie de cánones disciplinarios que implican
una multidisciplina continua y sin exclusiones desde el comandante en jefe
hasta el porta municiones del grupo en cuestión. (Una analogía válida es saber
que sin el aguatero, un equipo de futbol está incompleto).
De forma tal que así como
todos los gansos de una parvada saben el lugar de destino, la ruta a seguir,
las estaciones a efectuar para recuperar el aliento, el grupo que se dirige por
las rutas de la vida con el sagrado objetivo de alcanzar la felicidad y la
realización total de la institución a la que pertenece, debe poseer exactamente
los mismos instructivos de sus más altos jefes.
Así mis amigas y amigos, Los
“comandos” de un hogar en particular DEBEN funcionar. Cómo los mosqueteros de Dumas, lograron
aquella consigna indivisible de “Todos para uno y uno para todos” los miembros
del hogar, deben emularla y estar dispuestos a ofrendar su vida en aras del
resultado exitoso de la misión trazada por los comandantes de su
“academia”
Tengan en cuenta, señores Padres y Madres de
familia que, si se aplicaran los principios puntualizados de la manera
detallada, lograrían ustedes la exitosa misión de formar individuos realmente
triunfantes. ¡Tanto, como soñaron nuestros ancestros que fuera posible!
Sólo siendo parte de la
lucha, enseñaremos a combatir a nuestros vástagos. Las órdenes emanadas desde las altas esferas
apoltronadas en un escritorio, nunca ganaron una sola batalla. Las victorias se obtienen en el campo de
batalla codo a codo con la “tropa”. En
definitiva, codo a codo con sus hijos e hijas.
Fraternalmente,
Jorge Enrique
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