Días atrás, una
dama disertaba respecto a la rebeldía de la juventud actual, comentaba muy
preocupada respecto a la descomposición de la sociedad y vaticinaba con agorera
voz “el mundo está perdido y la humanidad condenada”.
No pude contener mi pregunta, ¿Por qué cree
usted que la juventud es así? Se volvió
hacia mí y mirándome como se mira a un niño o a un ignorante, arguyó: “Porqué
toda la juventud del mundo es así, no está conforme con nada, nada le gusta y
se rebela solamente para disgustar y hacer sufrir a sus padres” Yo pensé con
caridad en Jean Piaget el famoso Psicólogo francés que se “quemó las
pestañas” para mostrarle al mundo la razón de las razones que tienen los niños
para hacerse pipí en la cama o en los pantalones. Él, (Piaget) aduce que el niño pese a saber
que sus necesidades fisiológicas deben ser avisadas con tiempo a cualquiera de
sus progenitores, no lo hace; con el ánimo de llamar la atención a aquellos que
, inmersos en la telenovela, en el partido de fútbol o en la discusión de la
mañana, no prestan atención a sus peripecias.
A este autor se unen Secadas y
Barbera, (psicólogos infantiles españoles) de forma tal que la teoría,
deja de serlo a partir de que una serie de científicos la aceptan como cierta.
¿Porqué los
preadolescentes y adolescentes “del mundo” -para parodiar a la señora-, se
pintan el pelo de verde, se cuelgan cadenas, visten con harapos recién
destruidos para adolescentes, unas baratijas a las que dan el valor de joyas de
la corona, escuchan a todo volumen música que ni siquiera entienden, se pasan
por “la faja” las tradiciones, las reliquias de la abuela, consideran al padre
como anticuado y a los demás mayores como antiguallas desinformadas que pululan
por el mundo para hacer estorbo a los jóvenes?
¿Porqué estos mismos jóvenes, llamados muchachos -como se llaman a los
mandaderos o a los asistentes de mucama en las casas de la sociedad- se tienen
que escudar o esconder detrás de esa serie interminable de recursos
fantasiosos, que van desde el gimnasio
-con su peligroso narcisismo- hasta el consumo de alucinógenos, y desde el
simple caminar de la manito, hasta la prostitución solapada?
Simplemente porque
para los mayores ellos no existen. Al
menos no como quisieran, ellos quieren y necesitan ser protagonistas de su vida
y de su existencia (a no ser que el lector opine que vivir y existir es lo
mismo) quieren y desean como los mayores, pero, los mayores los controlan y
manipulan a su antojo. Tal vez estos
comentarios sean suficientes para que muchos padres se rasguen las vestiduras y
condenen de plano al responsable del presente artículo, o mejor condenarlo a la
hoguera por irreverente con las leyes de la S.P .E.
“Sociedad de Padres Equivocados” , pero, invito a todos ellos y a ti
lector serio y pensante; a realizar un periplo por la vida de un adolescente y
tal vez, solo tal vez. . . nos encontremos reviviendo tu historia.
En primera
instancia, debemos recordar que este socio pasivo de la sociedad -aunque suene
redundante es coherente- fue en algún momento el príncipe de la casa y
protagonizó (como todos lo hicimos un día), esa novela hogareña titulada “El
lindo bebé”. Pero, dejó de ser lindo el
día que empezó a caminar y a romper los adornos, a halar los manteles, a
alzarle la falda a la vecina o a la madrina mientras ella coqueteaba con el
papá; o, decir inoportunamente lo indecible.
Ha perdido la corona nuestro delfín y se convierte en el idiota de la
casa. Así a secas. Él que era el centro del hogar, el que
recibía solo caricias y amores, ahora es amenazado a cada segundo de su
existencia excepto cuando está durmiendo.
Los ¡te pego, te doy tas tas, eso no se hace, eso no se dice, eso no se
toca, eso es caca y le señalan todo menos las heces, te va a llevar el cuco, la
cuca, la bruja, te pica la cucaracha, te muerde el ratón, te come el lobo (como
a caperucita roja) etc, etc.
¿Qué nombre darle a
todo? ¿Qué equilibrio puede tener este pequeño que recibe todas estas amenazas
que poco a poco van siendo reemplazadas por los golpes, las vulgaridades y los
apodos? ¿No entienden los progenitores,
que estos bebés, infantes preadolescentes y púberes se dan cuenta que las
personas que DICEN quererlos con toda el ALMA, son los que le están infligiendo
los correazos? ¿Qué tipo de confusión
se origina en la mente de este ser? ¿A
quien debe acudir, con quien debe conversar a quien le debe contar sus
experiencias y con quien comentar sus vivencias, si sus padres siempre están
ocupados para prestarles atención? Los,
¡No ves que estoy ocupado! No se hacen esperar cuando manifiesta la necesidad
de conversar. Y Sí, están ocupados
trabajando, día y noche, -me imagino- o están viendo la novela, el partido o
las noticias y nunca tienen tiempo para él.
Pero, exagerar no
está bien, y debemos confesar que si hay padres que escuchan a sus hijos, solo
que cuando el adolescente les comentan que desea ponerse un arete, ¡quieren degollarlo!; cuando dice que quiere
ser cantante a cambio de médico, ¡la
revolución francesa con guillotina y todo! Y falta comentar de los NO. Esto es: no camines así, no comas así, no
mastiques así, no te vistas así, eso ya no esta de moda, péinate bien, métete
la camisa, si sacas malas notas te castigo, etc, etc. A! Y si pierde el año lo matan al decir del
99% de los adolescentes encuestados.
¿Qué camino le
queda a una persona tratada así para defender su personalidad? -si es que le
queda alguna- ¿Cómo hace para hacerse escuchar y buscar comprensión? ¡La mal
llamada Rebeldía! Es decir, ¡la
revolución! Quebrar las leyes para que me escuchen y generalmente los padres
comienzan a escuchar y comprender a sus hijos cuando los han perdido. O se casaron, o, lo que es peor; están
sumidos en el alcohol o en la droga -que en definitiva equivale a estar
perdidos-, pero NADIE SABE PORQUE. No todo está perdido, y no todo son malas
noticias para los alcohólicos y drogadictos hay clínicas de recuperación y para los sin personalidad, los Psicólogos y
los Psiquiatras. Pero hay un remedio
universal. . . el amor verdadero, el que tolera y procura comprender; el que va
más allá del castigo, el amor que ejemplariza, que busca el diálogo y que
comprende que ese infante, ese adolescente es ni más ni menos ¡Un SER Humano! Y
que ese ser Humano. . . ¡Es su sangre!
Denle amor, mucho amor. Amor y principio de autoridad en
sobredosis y por supuesto, adquieran los libros y los textos que les ayuden a
no cometer el error de no corregir sus propios errores. ¡Buena Suerte!
Fraternalmente,
Jorge Enrique
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