El solo título, ya lo dice todo.
Un rompimiento que generalmente termina en divorcio es
eso. Ruptura. Una ruptura de relaciones,
ensueños, fantasías, expectativas, objetivos.
Todos los involucrados sufren por ello, llegando al final
de un ciclo que determina con claridad, que los adultos del grupo, no pudimos
arreglar sus entuertos y diferencias, porque no sabíamos cómo.
¡Esta situación es la que inspiró lo escrito en este
libro! Señalar el lugar donde se encuentran los “contaminantes” y las
sugerencias para eliminarlos.
El divorcio no sólo revela falta de recursos humanos -madurez
y buena voluntad de ambos- para lidiar con las diferencias y problemas que se
presentaban, si no; que es el indicio, la pista fehaciente de la falta de
Conocimiento respecto a la pareja, la falta de tiempo para investigar,
corroborar lo investigado, someter a diferentes tipos de pruebas al
candidato/candidata a cónyuge, tratar las diferencias y planificar como se
tratan estos, comprobar la empatía sexual, es decir, estar seguros de que ambos
alcanzan el clímax, asistir a un consejero para aprender la manera como se
manejan los conflictos; una vez hecho y más, decidir la conveniencia de dar el
siguiente paso y, una vez determinado, contraer matrimonio. La idea no es casarte para improvisar, sino
para triunfar.
Cuando hablamos de matrimonio, es indispensable mirar
hacia Suecia, en donde las parejas con deseos de casarse, conviven uno o dos
años, con la condición mutua de no tener hijos durante ese periodo y se
aseguran de que en realidad su compañera o compañero sea el cónyuge ideal.
¡Inmoral gritarán “los demás”! Es decir que prefieren ver a su hija con dos o
tres hijos de diferente padre, como madre soltera o, en un hogar infernal, lo
cual no solo es verdaderamente inmoral si no; aberrante y maquiavélico. La
“prueba” de amor igual la obtienen ambos sin que se den cuenta los padres de
ninguno, aunque todos lo imaginan. Entonces, ¿por qué no permitir una
convivencia que les permita conocer sus virtudes y defectos, aprendan a lidiar
con ellos, de manera propia o con ayuda profesional, a cambio de ser cómplices
y encubridores del fracaso? De nuevo la
inmadurez flota en el ambiente como la nata sobre la leche.
En definitiva el divorcio marca, crea una herida difícil
de sanar especialmente para los hijos y los estigmatiza por el resto de su vida
con un nuevo engrama. De forma tal que,
son candidatos casi seguros para divorciarse de sus parejas por álceme estas
pajas. Aquí podemos apreciar cómo, cada uno de nosotros carga con una cantidad
de estos engramas y la manera que aparecen como fantasmas en nuestras vidas, en
el momento que menos se espera.
Más que eso, debemos saber que en consulta, la mayoría de
las personas, hombres y mujeres, se duelen de haberse divorciado y confiesan
guardar ¡“algo” especial por su ex cónyuge! Es más diciente y notorio este sentimiento,
cuando el odio es lo que llena el corazón de la persona. Ese odio nace de la frustración, del dolor de
haber roto las relaciones con alguien que amaba.
Cada quien deberemos buscar profundas razones y alternativas, antes de dar este gigantesco y
negativo paso y usar exhaustivamente su sentido común antes de ver “hundido el
barco” de nuestros ensueños.
Fraternalmente,
Jorge Enrique
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