Tenemos que reconocer
que dependiendo únicamente de cinco sentidos activos, dado que los mejores,
como la intuición, la visión clarividente, la percepción extrasensorial etc.,
se nos desconectaron en la inducción “educativa”, es poco lo que podemos
“capturar” y asimilar del mundo que nos rodea.
Un simple experimento llevado a cabo por la Universidad de Berkeley,
demostró que las personas pueden dejar de ver, o dicho de otra manera no
percibir objetos, personas y otros, cuando se les “obliga” a mirar fijamente
ciertos eventos. Los resultados de estas pruebas nos dejan atónitos y nos
demuestran que, efectivamente sólo poseemos el 10% de nuestra
consciencia activa, el otro 90% es inconsciencia pura. Explico la prueba a que fueron
sometidas más mil personas en grupos de treinta aproximadamente. En un partido
de básquet, se les pidió a estos grupos de personas que contaran el número de
pases que efectuaba el equipo blanco antes de lanzar la pelota hacia el
aro. Con raras excepciones, la mayoría
reportó quince pases antes de la ejecución y, acertaron. El asunto en cuestión es que ninguno de
ellos, reportó haber visto ¡a un gorila pasando la cancha de lado a lado! Ninguna de las personas sometidas a la prueba
logró verlo, pero el resto de espectadores y curiosos, afirmaron haber visto a
un hombre disfrazado de gorila, atravesar la cancha en toda su extensión, dando
pequeños saltos sobre uno y otro pie.
Este experimento se ha utilizado en los programas televisivos del
grupo Discovery “Asombrosa Mente” y
“Juegos Mentales”.
¿Sorprendido? Te invito a utilizar la imaginación,
para cuestionarte, cuantas cosas pasan a diario frente a ti sin darte cuenta,
cuantos sucesos acaecen diariamente a tu alrededor sin notarlos, cuantas cosas
puedes llegar a decir, o a hacer sin ser absolutamente consciente de ellos…
Aterrador ¿Verdad? Sí, dramáticamente aterrador, pero al mismo tiempo
aleccionador, porque este conocimiento nos conmina a estar más pendientes de
nosotros mismos, a ser un poco más dueños de nuestro inconsciente; en otras
palabras, más maduros.
El experimento citado, nos lleva a concluir que
cada vez que centramos nuestra atención y consciencia en un evento en
particular, estamos pasando por alto un sinfín de cosas que suceden a nuestro
alrededor sin darnos cuenta o sin ser conscientes de ellos.
Es importante entonces, significar que es
conciencia y qué consciencia. Para ello,
solo nos bastan un par de ejemplos: Tú puedes ser conciente de que estás
sudando, pero careces de consciencia respecto a lo que te está haciendo sudar a
pesar de lo agradable de la temperatura.
Eres plenamente conciente de que estás tremendamente enojado, pero eres
inconsciente del daño que te está causando este enojo.
Este par de “simples” ejemplos, nos demuestran que
¡carecemos de conSciencia, en la mayoría de cosas que estamos haciendo,
diciendo, o actuando! Y, que al
estar “ausentes” de nosotros mismos, ¡¡estamos más lejos aún de los demás!! Esa “lejanía” de nosotros mismos y de los demás; es exactamente, la razón por la que nos confrontamos con quienes
nos rodean; sean estos, familiares o no.
Pero; como en las relaciones familiares y muy especialmente en los de
pareja, prima -por lo menos inconscientemente- el amor; este se convierte en
agravante a cambio de ser el atenuante de las fricciones conyugales. Como, por reflejo, por instinto, se espera
que nuestra pareja sea adivina, vidente, tenga poderes mágicos, para decodificar
a ciencia cierta, el tipo de emoción que estamos sintiendo, el grado de
importancia, y la significación que tiene para nosotros el que ella la sepa,
comprenda y lidie como corresponde.
Aquí, entra en acción aquello del
90 - 10.
fraternalmente,
Jorge Enrique
No hay comentarios:
Publicar un comentario